Después de la playa y con la vuelta al cole, la mejor forma de relajarse y divertirse es con un pedicure casero.
Están tan abajo que a veces ni los miramos, los tenemos olvidados y a veces hasta descuidados, pero hay formas de retomar el tiempo perdido y dedicarle unos minutos a los pies, para mimarlos y cuidarlos.
Podés reunirte con tu BFF y poner buena música, para ambientar el momento de embellecerlos.
El primer paso es despintarte las uñas, para eliminar todos los residuos de esmalte. Después, podés llenar un recipiente con agua tibia y agregále sal gruesa o sales de baño perfumadas para ablandar la piel y recibir una hermosa sensación de relax. Dejá los pies sumergido por unos 15 minutos y luego le podés pasar suavemente una piedra pómez para eliminar las durezas. Por lo general se forman en los puntos de apoyo, como los talones y el dedo gordo. Estáte atenta a ser delicada y no darle con mucha fuerza. Seguramente tenés los pies divinos pero pueden estar algo resecos por la arena de la playa o caminar descalza durante las vacaciones.
Una vez superada la etapa de la piedra pómez, sumergí nuevamente los pies en el recipiente con agua, para limpiarlos de los residuos de piel. Secálos suavemente y empezá a limarte las uñas para darles forma.
Después viene el paso más divertido. ¡Elegir un esmalte copado y pintarte las uñas! Si te resulta muy complicado, podés usar un separador de dedos para que sea más cómodo ponerle color a tus pies y no te vuelvas loca en el intento.
Una vez que termines con este paso, agarrá un hisopo y embebélo en un poco de quitaesmalte para corregirlos errores.
Para terminar elegí alguna crema humectante bien perfumada para hidratar los pies y hacerte unos delicados masajes. Y ¡ahora sí! Ya estás hecha una princesa.
¿Un tip? Si te gusta y te animás, podés usar un anillo de pie para que quede más canchero.
¿Solés pintarte las uñas de los pies? ¿Te gusta hacerte el pedicure casero?